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Channel: El cuaderno de recetas
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Croquetas de Pescado

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Si hay un entrante por excelencia que guste a todos, son las croquetas.
Nunca me canso de comerlas y probar nuevos sabores. Y allí donde las vea caseras, las tengo que pedir. Aunque alguna vez que me han asegurado que lo eran, se alejaban bastante de ser cierto.
Desde el primer bocado que le das, sabes si te comerás una delicia cremosa o por el contrario,  un cemento armado difícil de digerir. No te voy a decir que la de hoy es una receta familiar porque en casa de mi madre, nunca se hicieron de pescado. Las habituales eran las del Cocido, y en menor medida las de Jamón(sobre todo después de las fiestas de Navidad, por aquello de rebañar bien el hueso);  y cuando llegaba la Cuaresma se hacían Tortillitas de Bacalao. Pero al no llevar bechamel sino papa cocida, no entran en la categoría de croquetas.
                           
      

Aunque las de pescado las he comido siempre de tapeo o en Restaurantes, no fue hasta hace pocos años, que comencé a hacerlas como receta de aprovechamiento.
Ya sabes que aquí no se tira nada, y que uno mis hijos es aficionado a darme alguna que otra alegría con su caña de pescar.
En casa solamente nos gustan a dos personas, qué raro que yo también esté incluida ¿verdad? si es que tengo una boquita muy agradecida. Los demás no las quieren, así que no hay que darse prisa y comerlas mientras aún queman, para no quedarte sin ellas.
Posiblemente no te aporte nada nuevo con esta receta, pero como son las mías, les he buscado un hueco para que estén aquí, junto a todo lo que se cuece en mi cocina. 
Así que si te animas, ve sacando las cervezas bien frías, que ya pongo yo el picoteo..


                       

 

 - Después de limpiar el pescado {que te enseño más abajo} y sacarle las huevas, lomos y ventresca; cocí la espina central durante quince minutos. Dejé que enfriara y saqué la carne, reservando el agua.
 - Igualmente puedes utilizar filetes de merluza o cualquier pescado blanco de tu agrado. Y por supuesto de atún, también son deliciosas.


- Corté en dados muy pequeños la cebolla, los ajos y el perejil. Lo que se denomina corte en Brunoise.


- Añadimos aceite de oliva en una sartén de fondo grueso hasta cubrir ligeramente el fondo.
- A fuego medio y vigilando, dejaremos que la cebolla junto a los ajos y el perejil, quede transparente.
-  Añadimos la harina.


- Empieza el movimiento. Ahora no dejes de darle vueltas con una cuchara hasta que la veas tostada, es importante este paso para que las croquetas no tengan sabor a harina cruda.
 - Le vamos añadiendo el líquido caliente. Según hayamos elegido, todo leche o mitad leche y mitad agua de la cocción del pescado.
 

- Cuando veamos que la masa empieza a separarse de las paredes, añadimos el pescado desmenuzado, movemos un poco más y retiramos del fuego.
- Probar y rectificar de sal si hiciera falta.


- Pondremos la masa en una bandeja amplia y tapamos con papel film a piel. Es decir, cubriendo bien la masa sin que haya ningún hueco, pues se crearía costra en la masa.
- Una vez fría, llevar al frigo y dejar descansar hasta el día siguiente.
- Coger pequeñas porciones y formar las croquetas a nuestro gusto.


- Preparamos dos platos hondos: uno con huevo batido y el otro con pan rallado.
- Pasamos las croquetas en ese orden, cuidando que queden bien cubiertas. Si lo ves necesario, repite la operación, aunque queda un rebozado más grueso. A mí no me gusta.



- Pon una sartén o cazo al fuego, con abundante aceite de oliva.
- Una vez caliente, vamos friendo las croquetas en pequeñas tandas.
- Sacamos una vez doradas y pondremos sobre papel de cocina para que eliminen el exceso de aceite.



              

- Si haces una buena mayonesa casera, es un acompañamiento perfecto para las croquetas de pescado.
- Las croquetas necesitan bastante aceite par freírse. Tienen que sumergirse y no tocar el fondo de la sartén. Si eso ocurre, distinguirás claramente una linea más oscura de fritura que es donde la croqueta ha estado apoyada. Y buscamos un dorado por igual.
- Para comprobar la temperatura del aceite y si eres de las que siempre tienes dudas del momento perfecto, haz lo siguiente: corta un pequeño trozo de corteza de limón y añadelo al aceite, cuando lo veas burbujear con fuerza, es el momento de empezar a freír las croquetas.
- No añadas muchas a la vez, pues el aceite se enfriaría y es cuando las croquetas empiezan a romperse y salirse el relleno.
- Si piensas congelarlas, yo las coloco sobre una bandeja forrada con papel film.dentro del congelador, bien separadas unas de otras; y una vez congeladas, las guardo en una bolsa de congelación. Así al freírlas no se habrán pegado entre sí, ni estropeado el rebozado.
- Éste es el pescado que limpié después de una buena jornada (llegó a los 4.5 Kilos ya limpio), era una Sierra. Ya te enseñé las huevaseste pasado Verano.


    Y eso eso todo por hoy, nos vemos en unos días.
Hasta entonces se feliz, o al menos, inténtalo.

Harissa

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Tiene un sugerente color.
Un cuerpo estupendo. Su nombre es sensual . . .  hasta musical dirán algunos.
Picante y ardiente por igual. Llega de otro Continente, y de Países llenos de contrastes.
Si entra en tu vida, no la dejarás escapar. 
Se vuelve imprescindible y allí donde cae, es la estrella del momento.
Te presento: . . . es HARISSA.


Yo la conocí dentro de una lata, y a esta primera le siguieron muchas más hasta que me decidí a hacerla casera. Mis hijos, se la añaden a todo lo que te puedas imaginar y más.
He probado muchas recetas, ésta de momento lleva ventaja. Pero no dejaré de seguir ajustando entre sus ingredientes. Aquí ocurre como con otros preparados de tradición: cada uno añade, resta o suma lo que le gusta. Pero siempre con la misma base: pimientos picantes.
Si no eres amante del pique, decididamente no es tu salsa. Pero si te gusta adormecer tus sentidos, te aseguro que tiene un sabor maravilloso. Tan solo vamos a utilizar una pequeña cantidad en guisos, adobos, tajines o en fina capa untada sobre pan. Bueno, y el último gran descubrimiento ha sido, mezclar una pizca {medida popular como ninguna} con
Queso Crema de Kéfir y comerla con picos de pan, lo confieso, un vicio monumental.
Me atrevo a decir que siempre la querrás tener en tu fondo de nevera . . .  en la mía su presencia es constante. Ya cuido que no se termine, porque es un drama para algunos.
Te estoy invitando a hacerla ¿te atreves?



La Harissa es una constante en la cocina Magrebí { Marruecos, Túnez, Argelia, Mauritania, Sáhara Occidental y Libia } así es comprensible la cantidad de recetas diferentes que existen. 
La mañana que la hice, acababa de asar Pimientosen abundancia, utilicé éstos y los combiné con unas Pimientas Piconas que llevaban semanas secándose en la terraza. Sinceramente la salsa quedó divina. Como ves, entre lo ingredientes, utilicé mis flamantes Limones Encurtidos
¡¡ qué puntazo le dan a la comida !!



Seguro que donde vives, también hay pimientos picantes, utiliza los que tengas a mano. Siempre pienso que hay que buscar alternativas cuando nos gusta alguna receta, pero no contamos con los ingredientes originales a nuestro alcance.
Claro que sin desbarrar mucho, una cosa es amoldarse y otra bien distinta elaborar verdaderos desvaríos. Que como todas, he visto por ahí cada Paella o Gazpacho {por poner algún ejemplo} que le quita el hipo al más pintao.



Hoy es tan fácil la receta que no hay paso a paso.
Tan solo vas a necesitar una batidora donde reunir todos los ingredientes, y moler hasta que tenga la consistencia deseada. Por supuesto también la puedes hacer a golpe de mortero, pero algunas veces no estamos para tanta artesanía ¿no te parece? Seguidamente, la cuelas si te molesta encontrar la piel de los pimientos o alguna especia que no se haya pulverizado.

Ya  nada más tienes que guardarla en un bote bien cerrado y la dejas descansar hasta el día siguiente dentro de frigo. Se puede conservar una semana sin problema. No es mucha cantidad, pero si quieres hacer más, multiplica ingredientes y la congelas en botes pequeños.
Yo multiplico por cuatro y los distribuyo en botes de 125 grs.
   

Nos vemos en unos días.
Espero que hasta entonces seas feliz o al menos, lo intentes.

Antes de despedirme hoy, os quiero contar algo. Llevo arrastrando una lesión desde el mes de Junio, nada grave pero si dolorosa {una tendinitis} que comenzó en una muñeca  y  se ha extendido hasta el codo. Así que tras las visitas a mi doctora, y llegados a este punto, me haordenado aconsejado que deje la mano quieta, y sobre todo me ha prohibido escribir en el ordenador. Las entradas están preparadas, y si necesitan algún retoque, con un dedo puedo hacerlo, aunque me lleve el triple de tiempo. 
Comprenderéis que por mucha rabia que me de, y lo que me gusta esplayarme en mis comentarios cuando os visito, me tendré que limitar a decir:  
¡¡¡ qué rico !!!! . . . . . . si lo sé que no gustan, pero no me queda otra. 
La penitencia impuesta es un mes, espero que así pueda solucionarlo.

Camembert Envuelto

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Entre Septiembre y Noviembre, en casa se concentran un buen número de santos y cumpleaños.
Así que te puede imaginar que para los "Días Grandes"  no pueden faltar platos atractivos y resultones, pero que tampoco conlleven horas de elaboración. Eso si, nos ponemos las botas a base de bien. Y siempre, probamos algunos platos nuevos que repetimos por votación popular en las comidas de Diciembre.
Otro mes donde nos dedicamos a abrir la boquita a base de  bien ¿para qué negarlo?


En este caso vengo con un queso emblemático de la gastronomía francesa, el Camembert.
Es tierno, muy cremoso, y con una gran personalidad.
Elaborado con leche cruda de vaca, lo comercializan en su caja de madera y el peso no es mayor de 250 gramos, con lo que tienen una estupenda presentación para hacer ésta receta
{si las cajas fueran de un kilo, tampoco protestarían en casa, te lo digo yo}.
Es perfecto si tienes que preparar una tabla de quesos, o hacer algún entrante como en éste caso. Puedes ir variando el relleno y disponer varios por la mesa, sobre todo si es de gran longitud. Así evitas a tus comensales tener que estar alargando brazos o pasando bandejas continuamente al resto de los presentes. 




 

- Despliega la masa de hojaldre, hasta que tengas un cuadrado y corta. El resto de la masa la reservas.
- Pones la tapa del queso para señalar la forma, así te guías mejor para situar el relleno. Ten cuidado de no presionarla y romper el hojaldre.


- Coloca trozos de dulce de guayaba, de forma generosa.



- Sobre la guayaba, las nueces troceadas.
- Ahora deja el queso encima, es importante que no le desprendas la corteza. Ahí es donde verdaderamente se concentra el característico sabor.


- Repite el proceso sobre el queso. Primero coloca las nueces ( de esa forma evitas que pueda romperse el hojaldre si presionas un poco para darle forma)


-  Y termina de nuevo con el dulce de guayaba.
- Ahora toca cerrar con el hojaldre.


- La parte donde está el cierre, será la que pongas hacia abajo, para que no se abra al hornear y además estéticamente mejora el resultado.


- Con la parte de hojaldre que te sobró, vamos a hacer la tapa que adorna, es muy fácil.
- Solamente tienes que hacer rajitas con la punta del cuchillo. Imagina que son lineas, y las haces de forma salteada.
- Al levantar el hojaldre, ves cómo se abren por el mismo peso del hojaldre.


- La colocamos sobre el queso y acomodamos.
- Recortamos el sobrante.



- Pintamos con el huevo y dejamos hornear a 200º durante 20-25 minutos. O hasta que veas que tu hojaldre tiene el color dorado que más te gusta.


Deja que temple antes de servirlo, quema bastante y hay que ser cuidadosa. 
Con un queso te saldrá un picoteo para cuatro personas, 
A mí gusta con esa consistencia, pero si lo quieres más derretido, sírvelo más caliente.


Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
Espero que seas feliz, o al menos, lo intentes.



- Por supuesto, puedes adornarlo como más te guste o puedas. En mi cocina a 34º ese día, era imposible hacer muchas florituras, el hojaldre era pura mantequilla.
- En Canarias es muy común utilizar el Dulce de Guayaba. Tiene un aspecto similar al membrillo y lo venden en bloques embasados de forma rectangular. Pero puedes utilizar membrillo igualmente, o dulde de manzana. No cambiará la esencia de la receta.
- Otras combinaciones que he probado: pistachos y mermelada de chile. Jamón Serrano y nueces. Todas deliciosas.
- Saca el hojaldre del frigo un rato antes para que al extenderla no se rompa.
- Puedes utilizar queso Brie, todavía más suave que el Camembert.
¿ Y a quien le copieteé la receta? a mi querida amiga MACU que no hace más que enseñarme maldades, y claro me entra el antojo irremediable de hacerlo. Algunas de mis lorzas, llevan su nombre.
- Te dejo un enlace por si te apetece leer la historia del queso Camembert. Muy diferente a la que yo conocía.

Tortilla Rellena

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Uno de mis hijos come de tupper, y si os digo la verdad por muy variado que intento hacerle el menú, algunas veces me falta imaginación y me aburre el tema.
No todas las comidas aguantan bien que las guardes en una fiambrera. Muchas pierden la textura perfecta y desde que las cocinas, hasta que llega la hora de poderlas consumir, han cambiado tanto que dan ganas de volver a cerrar y pasar del plato.
Yo durante años tuve que comer también así, y aún recuerdo cuando mi tía Isa preparaba la comida. También daba mil vueltas pensando qué hacer para meter en el termo,
ahora la comprendo perfectamente.


Y de un "aburrimiento" salieron estas tortillas tan ricas, que ya he repetido de forma habitual, porque aunque pierdan temperatura, son tan sabrosas que me las vuelve a pedir una y otra vez. Así que te dejo la idea para comerlas en casa o para una salida que tengas que hacer con el tupper. Porque estas si aguantan un golpe de micro y las puedes dejar preparadas con antelación.

          
              

    * Primero vamos a hacer la salsa de tomate, para ello volcamos en una olla el tomate, le añadimos una pizca de sal y dos cucharadas de aceite de oliva.
    * Lo dejamos a fuego medio, moviendo de vez en cuando, hasta que tenga la consistencia deseada.
    * He utilizado espinacas congeladas, he seguido los pasos del embase y he escurrido muy bien el líquido. Después las he recortado un poco con las tijeras, pues me parecían muy grandes las hojas para el relleno.


    * En una sartén ponemos dos cucharadas de aceite, y una vez caliente, rehogamos las espinacas. Si te gustan con un ligero sabor a ajo, añade un diente sin pelar pero aplastado.
    * Mientras, vamos cascando los huevos y batiéndolos.
    * En otra sartén antiadherente, añadimos unas gotitas de aceite y vamos haciendo las tortillas, las queremos muy finas, con los cuatro huevos, he hecho cinco tortillas.


    * Tal y como vamos sacando las tortillas, las apilamos para que no se enfríen del todo, mientras terminamos de preparar el relleno.


    * Y una vez las espinacas rehogadas, y el tomate frito, empezamos con el montaje: queso blanco desmenuzado, pasas, espinacas y a enrollar.


    * Si las vamos a presentar en un plato, pondremos una base de tomate y la tortilla encima.
     

    * O si la vas a guardar en un tupper para llevar al trabajo y calentarla más tarde: pones una base de tomate, y todas las tortillas bien enrolladas y apretadas para evitar que se abran, las tapas y le das un golpe de micro en el último momento.


    Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
    Espero que seas feliz, o al menos, lo intentes.

    Pizza de Berenjenas

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    Lo bueno de hornear pan en casa, es que algunas veces te asalta un antojo repentino mientras estás haciendo la masa, y lo puedes llevar a cabo.
    Eso me ocurrió una tarde que estaba formando los panes y quedaba un buen rato para cenar. Claro que con el cambio de horario, igual son las siete y media y como no mire el reloj, no sé si ponerme el pijama y bostezar, o asegurarme que todavía quedan horas para concluir la jornada.
    Mi reloj biológico va por otros derroteros, lo tengo más que claro. Es lo que peor llevo de la Estación Otoñal, la considerable reducción de luz natural.

    Sigo, que me desvío del tema:
    Reservé una porción de la masa y la preparé como pizza vegetal, y casi sin queso porque quería el protagonismo absoluto de la berenjena, y reducir grasas  que hay que contarlo todo.
    La he repetido en una semana dos veces ¿tan buena está? . . . ni te lo imaginas.



    Curiosamente la Berenjena es una verdura que en casa de mi madre solamente se utilizaba de  dos formas: rebozadas o en pisto. Y yo he aprendido a saborearla como parte de otras muchas recetas, como quien dice, cuando me hice mayor. 
    Me gusta tanto su sabor y textura, que hasta comerla a la plancha me parece deliciosa para guarnición.
      


     Esta cantidad es perfecta para dos personas.
    La masa vieja no es más que un trozo de masa de pan guardada del día anterior. En plan fino se diría: Pâte fermentée. Le aporta un sabor y aroma buenísimo.
    Si no sueles hacer pan, no la añades y punto.
    No pasa nada, ni es imprescindible.





    -  Pon todos los ingredientes en la panificadora/amasadora. Seleccionas el programa de amasar que tarda 15 minutos.
    - Si la haces a mano, introduce todos los ingredientes en un cuenco amplio. Mezcla al principio con una cuchara y termina con las manos. Tardarás aproximadamente, el mismo tiempo. Cuando consigas una masa lisa, estará lista.
    - Es una masa hidratada por lo que se pegará ligeramente a las manos, pero no caigas en la tentación de añadir más harina. Si te cuesta trabajo manejarla, unta las manos con unas gotas de aceite.
    - La dejas reposar media hora. Tapada y fuera de corrientes.


    - Pasado el tiempo, vuelca la masa sobre la mesa de trabajo, pones un chorretón de aceite por toda la masa y gracias a ésto, verás lo bien que se estira.


    - No hace falta utilizar el rodillo, con las manos le das la forma que más te convenga. En este caso rectangular, como la bandeja pequeña del horno.


    - Forra la bandeja con papel de horno y acomoda la masa,


    - Unta la superficie con el concentrado de tomate. Este verano empecé a utilizarlo en la cocina, y ha sido todo un descubrimiento. La próxima vez que lo veas en el super, mételo en el cesto.


    - Corta la berenjena a lo largo y después en rodajas de medio centímetro de grosor. Empieza a colocarlas por una de las esquinas y montando unas sobre otras de forma oblicua.


    - Una vez terminada de cubrir, añade hierbas al gusto. Esta vez, fue tomillo.
    - Enciende el horno a 250º para que vaya calentando.


    - Un chorrete de aceite de oliva virgen por toda la superficie.


    - Unas pequeñas lascas de queso manchego curado de forma salteada.
    - Hornea durante quince minutos, media altura y a 250º.

      Lista. Te aseguro que si la pruebas, repites.


    Ya sabes que me gusta poner la mesa bien vestida para presentar mis platos, pero como ejerzo de manca-temporal, no daba tiempo. Las pizzas como están ricas son calientes y tardo tanto haciendo las cosas, que se iba a quedar helada.
     Muchas gracias a todas por vuestro interés con mi brazo. Ahí lo llevo en su cabestrillo, haciendo reposo. Parece que duele un pelín menos . . . algo es algo.
    Y si, la pizza la hice solamente con la mano buena, así que fíjate si es fácil.
    Para cortar la berenjena, tuve una pinche con paciencia {así se define mi hija}
    Nos vemos en unos días.
    Espero que hasta entonces seas feliz o al menos, lo intentes.

    Brownie con Nueces

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                                        Hoy es Lunes, un día perfecto para endulzarnos la vida.

              A estas alturas estoy segura que todo el mundo ha comido alguna vez un Brownie. Nombre dado por el color que lo caracteríza, es un postre típico de la cocina de Estados Unidos, y bastante popular desde hace años. Como a otras grandes recetas, se le atribuye la creación a un error u olvido donde no se añadió la levadura. 

             Pero otra versión, bien diferente por cierto, señala a la Señora Fanny Farner como la verdadera creadora de esta chocolatosa delicia. Ella, que hacía galletas a tutiplén y contaba con experiencia para acomodar ingredientes, ideó ajustar la receta de sus galletas de chocolate,  pero horneando la masa  sin tanta harina y en un molde rectangular. Esto ocurrió allá por el año 1905. De hecho en casa cuando hago las galletas Blanco y Negro, todos coinciden en que saben a Brownie.

             ¿La textura es más densa que la de un bizcocho por no llevar levadura? Es más quebradiza quizás, pero diferente en cualquier caso. Existen multitud de variantes, y uno de los más clásicos es éste de nueces. Si te digo la verdad, también mi preferido.

                 En casa en cambio, se pirran por el que incluye Galletas Oreo. Lo he repetido tantas veces que podría hacerlo con los ojos cerrados. Mi hija, sin ir más lejos, cada vez que tiene reunión con los amigos, tiene que llevarlo. Y hay una Ley no escrita: tengo que hacer otro para el resto de la familia, pues menudos son para que salga un Brownie por la puerta, sin que ellos lo hayan catado.
        


              La forma característica de este pastel es cuadrado, lo puedes hornear en un molde así o rectangular, y después cortarlo en trozos. Pensé al principio hacer porciones más pequeñas, la verdad, pero se me fue la mano, y terminaron siendo tamaño XXL.

            Más fácil de hacer, imposible. No tienes excusa para prepararlo
    ¿a que ya no hace calor para encender el horno?
    Pues ale . . . ale, animate, que ya lo creo que merece la pena.
    Y encima con Helado Casero, un despiporre en toda regla. 
                                                    

                              
                                                 
       


        Con estas cantidades te podrían salir ocho trozos pequeños o cuatro bien grandotes como los de la imagen. Si quieres que te sobre, dobla los ingredientes por dos.   
    Si utilizas azúcar blanca, es la misma cantidad.
                                                               
                 
         

    - Trocea las nueces, me gusta hacerlo con el cuchillo para no dejarlas molidas.


    - La mantequilla y el chocolate, derrítelos. Lo puedes hacer al baño maría o en el micro en cortos intervalos, con cuidado de no quemarlo.


    - Separa las yemas de las claras. Mejor que estén a temperatura ambiente.
    - Las yemas las bates con el Azúcar de Abedul.


     - Tienes que batir hasta que las yemas blanqueen.
     - Añade ahora el chocolate derretido y mezcla con movimientos envolventes.


    - Incorpora la harina y también la Sal Marina.


     - Mezcla bien y después, añade las nueces.


    - Bate las claras hasta que estén montadas y bien firmes.


     - Incorpora la mezcla del chocolate a las claras, poco a poco, para no perder volumen.


    - Moja un trozo de papel de cocina y forra facilmente el molde donde vas a hornearlo. El molde era de 15 x 15.


     - Vierte la mezcla en el molde. Horno precalentado a 170º entre 30-40 minutos. Altura media.
     - Como no hay ningún horno igual, tendrás que comprobar. Pincha con un palillo y aunque salga un poco manchado, sácalo. Terminará de hacerse con el calor del propio brownie. El mío necesitó 40 minutos.
     - Hay que dejarlo enfriar sobre una rejilla. Pero no intentes quitar el papel hasta que esté templado, se te puede romper. Para cortarlo, espera siempre a que esté frío.


     Listo para servir.
     Para presentarlo, derretí los trocitos de chocolate e hice unos hilos por encima del brownie {reconozco que mi vena artística no es muy allá, pero es lo que hay}. Lo acompañé deHelado de Plátano Casero {pero sin añadirle el cacao}. Ya sé que lo habitual es comerlo con helado de vainilla. Pero la combinación de Chocolate-Plátano es de mis preferidas. 
    Si el brownie está templado, te aseguro que el éxito es total. Y si lo haces el día de antes y eres capaz de guardarlo, ahí ya si que te hago la ola, y te digo Ole Ole y Ole !!!
                  

    Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
    Hasta entonces, se feliz o al menos, inténtalo.

     La fuente de la receta es de mi querida  Maribel. { Miel y Limón }
    Disfruto entrando en su cocina.  Tiene recetas bien ricas, muy variadas y mejor explicadas. 
    Es de esas personas que contagian alegría y eso yo, siempre lo agradezco ¿tú no?. 
    Maribel: Al pie de la letra no está la receta, pero el paso a paso, copiadito a pie juntillas.
    Gracias por compartirla, creo que de momento es el Brownie definitivo.
    ¡¡¡ Nos ha encantado !!!

    Albóndigas en Salsa de Almendras

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    Este pasado Verano casi todos los blogs que visitaba, estaban de vacaciones.
           Y lo cierto es que pasearse por otras cocinas, era un tanto aburrido, no había movimiento.

         En uno de mis garbeospor internet, me tropecé con una web que no conocía: Cookpad
           Dio la casualidad que en ese momento celebraban un concurso:si hacías alguna receta de las allí publicadas y enviabas la foto, podías ganar.
     
        Y allí estaba yo, que no participo nunca en nada, manos a la obra. Lo mejor de todo, es  que me divertíseleccionando la receta, cocinándola y encima gané el concurso.
         El premio consist en Una Cámara de Acción, ya sabes,esas cámaras fotográficas y también de videos, que te las puedes llevar a bucear, hacer surf, montar en bici, volar en parapente, o hacerte un circuito de  tirolinas si te apetece.  

          Mis hijos la llevan todo el día ¨parriba y pabajo¨.Amí loque más me diviertees ver los fondos marinos y perseguir a todo bichejo quese mueva, porque no te imaginas la vida que hay allí.     Creo que me entra complejo de Jacques Cousteau, versión española, femenina y con más lorzas.




          La receta por la que me decidí fueron unas Albóndigas en Salsa de Almendras, un clásico en muchas casas. Yo hace tiempo que no las hacía y quise probar, todo un éxito os lo aseguro. En casa estaban ya un poco cansados de comerlas siempre con tomate y así variábamos un poco. 

          Ya sé que hay muchas webs de cocina, pero algo que me llamó la atención deCookpaddesde el primer momento, es el trato cercano y personal, destacando el equipo humano que hay detrás. En ningún momento me pidieron, que tuviera que escribir una entrada, haciendo publicidad sobre su página o el premio. Ya sabéis que es una práctica habitual entre este tipo de concursos. Pero me apetecía hacer mención al trabajo bien hecho.

          Así que hoy, las Albóndigas van dedicadas con cariño para todas las chicas de Cookpad 
    {si hay algún chico en el equipo, que se de por aludido}



                                             


     - Pon leche sobre las rebanadas de pan. Justo para ver que se empapan, pero no las ahogues.
     - Pasados unos minutos, las aplastas con un tenedor hasta dejarlas hechas papilla.

       
       - En un cuenco amplio, mezcla la carne molida y los huevos.
       

       - Agrega la sal marina y la pimienta negra. 

       - Añade el pan remojado, y mueve bien con las manos. Si ves que la masa es demasiado blanda,  añade una o dos Cucharadas de pan rallado. 
      - Cuanto más blanda quede la masa, más jugosas resultarán al final.


       - Cuando ya tenga la consistencia que te guste, agrega el perejil fresco y empieza a formar las albóndigas.


       - Coge una pequeña porción, y con las manos ligeramente aceitadas, le das forma. 


      -En un mortero o en la picadora, pon los ingredientes de la salsa y los dejas de batir, en cuanto tengas hecha una pasta.
      Por otro lado, vas enharinando las albóndigas y las fríes ligeramente. Solamente queremos sellarlas.
      -  Las dejamos en un caldero mas ancho que alto, donde vamos a terminar de cocinarlas.


      - Una vez fritas, le pones encima la pasta de las almendras.
      - Incorpora el vino junto al agua. 


      -Añade la cúrcuma. Si no la sueles utilizar, agrégale azafrán de hebra.
      - Tapas, y a fuego mínimo las dejas cocer durante unos cuarenta minutos. Se irá formando una salsa deliciosa.
      - Como la almendra espesa bastante las salsas, si crees que necesita más agua, añádele.



       Ya tienes listas las albóndigas.


      No te preocupes si ves mucha salsa, desaparecerá alegremente mientras mojan pan.
      Acompáñalas de arroz cocido, papas fritas o sancochadas; verduras, cuscús o ensalada.
      Con lo que elijas, será un plato delicioso.
         


        Y eso es todo por hoy, nos vemos en unos días. 
       Y ya sabes, se feliz, o al menos . . . . inténtalo.

      Bizcocho de Yogur al Horno

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      Al igual que muchas de vosotras, también soy una incondicional del Bizcocho de Yogur. 
      Es el que más repito en casa y nunca cansa. Posiblemente el primero que hice en mi vida. El más socorrido.  El que siempre sale bien. El más agradecido. El que sube que da gusto verlo.

      Te luces tanto un día normal si lo haces con los ingredientes básicos; como uno festivo, añadiéndole algunas cositas a tu gusto {en este caso fueron pasas, coco y chocolate}.
       Darás en el clavo allí donde lo lleves, o entre la familia y sin moverte de casa, porque es probar el primer bocado y el U-m-m-m-m-m, es contagioso. Todo el mundo empieza cogiendo un trozo y corta otro en cuanto lo termina, porque tan mullidito como queda, nadie se resiste a repetir.

      Pasarán muchas personas por tu vida, pero nunca olvidarás a la que te dio la receta del Bizcocho de Yogur. Hecho comprobado cientificamente, porque para todas las que lo hacemos de forma habitual, tiene una parte entrañable. A nosotros nos la dio Cheni, una buena amiga de la familia.
      De eso hace veinti muchos años . . . cómo pasa el tiempo. Ella lo llama, bizcocho 1-2-3.




      Con la cantidad de Eventos Culinarios que hay por la red, si existiera el
      Día Mundial del Bizcocho de Yogur,
      señalaría en el calendario la celebración por todo lo alto.
      Así que si alguna se anima a organizarlo que me avise, que firmo encantada.

      ¡¡¡ Y lo digo en serio !!!

      Y claro, desvelando que es un bizcocho de yogur, poco hay que explicar ¿verdad?


                              





      * Batimos bien los huevos hasta que queden espumosos.
              

      * Le añadimos el azúcar y seguimos batiendo hasta que veamos que se integra.


       * Añadimos el yogur y mezclamos lentamente. Lo puedes hacer con las varillas a velocidad mínima o con varilla manual.


      *  A continuación incorporamos poco a poco el aceite. Lo mezclaremos a velocidad mínima.


       * Ahora es el turno de la piel de limón. Es nuestro aporte de aroma natural.


      *  Comenzamos a añadir la harina, tambiés poco a poco. Mejor la tamizas antes. Aquí dejamos las varillas eléctricas y nos pasamos a las manuales.

       

      * Agregamos la levadura tipo Royal, previamente pasada por el colador, por si hace grumos. Mezclamos bien.
      * Vamos encendiendo el horno a 200º.


       * Forramos un molde con papel. Siempre lo mojo primero para amordarlo comodamente. También puedes untar el molde de mantequilla y espolvorearlo con harina (encamisarlo) para que cumpla la misma función.


      * Volcamos la mezcla del bizcocho.


      * En este momento incluyo los ingredientes extras: chocolate, pasas y coco. Muevo ligeramente con una cuchara para introducirlos en la masa.


      * Lo llevamos al horno a media altura, bajamos la temperatura a 170º si lo haces con Ázúcar de Abedul o a 180º si es con Azúcar Blanquilla. Tardará unos 45 o 50 minutos en hacerse con el calor arriba y abajo. De todas formas, a los treinta minutos observa sin abrir el horno, si compruebas que ha subido y tiene buen color dorado, apaga la parte de arriba y que termine de hacerse con el calor de abajo nada más.
       * Por supuesto, habrá que hacer la prueba de la aguja, es la infalible para saber si ha cocido por todas partes. Si sale limpia, sabremos que terminó.

                      

      * Cuando apagues el horno no lo saques de golpe, con la puerta semi abierta, lo mantienes allí diez minutos. Después deja el molde sobre una rejilla y a los diez minutos, lo podrás sacar del molde sin ningún problema.

      Espera que esté frío para cortarlo . . . si puedes claro, en casa es difícil.

       



      * El vaso medidor que se utiliza en esta receta es el del yogur. Como la receta es muy popular en España, igual a las de aquí no le hace falta esta aclaración. Pero como hay amigas de todas partes, la medida es de un vaso con capacidad de 125 grs. Por si vuestros yogures son diferentes.
      * El sobre de levadura o polvos de hornear era de 15 grs.
      * Tengo éste bizcocho hecho con la panificadora, así que si la tienes, también te quedará bien rico en ella. Pero aprovecho el calor del horno después de hacer pan, para hacerlo también así.
      * Reconozco que me encanta el dulce, pero no que las cosas estén muy endulzadas. Si no es tu caso, añade entonces 2 vasos de Azúcar de Abedul o Azúcar Blanquilla, la que tengas costumbre. 
      * Se le pueden hacer mil variantes, muchísimas. Una vez dominada la mezcla básica, os dejo algunos que he probado y que me gustan mucho.
           - Sustituye uno de los vasos de harina por cacao azucarado en polvo  {tipo Colacao o Nesquick, queda delicioso}
           - Incluye algunas Cdas. de frutos secos: nueces o piñones. En pequeños trozos quedan mejor.
           - Sustituye uno de los vasos de harina por almendra molida. Ummm, superior.
           - Añade medio vaso de vino dulce o ron añejo . . . le da un no se qué que no se yo.
           - Añade una manzana rallada, le aporta jugosidad.
           - Si te gusta el plátano, aplasta con el tenedor dos pequeños y los añades a la masa junto con media tableta de chocolate en trocitos, te sorprenderás.
      - Depende mucho del molde que utilices para la altura del bizcocho y el tiempo que necesite. Evidentemente cuanto más grande sea, más bajo quedará el bizcocho y menos tiempo de horno será necesario. Para el que ves, utilicé uno de 20 cms. tipo plum cake. Queda bien alto también en uno de 20 cms redondo con orificio central. Si lo quieres más bajo, utiliza uno de 24 cms.

      Y tú ¿qué variantes le haces?
      ¿También es el bizcocho comodín de tu cocina?

                           

      Como siempre, te guardo un trozo.

      Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
      Hasta entonces se feliz, o al menos habrá que intentarlo.
                   

      Sopa de Huevo & Sopa de Picadillo

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      Ya si que si ¿eh? el Otoño parece que ha entrado de sopetón y dispuesto a quedarse.

       Y aunque durante el día, las temperaturas son suaves por estos lares, nunca viene mal una sopita. Aunque si te digo la verdad, normalmente las tomo de noche. Pero la sufrida vida de un blog de cocina te obliga a hacer cambios, y como con el flash de la cámara no me entiendo y tengo que hacer las fotos con luz natural, hoy comemos sopa al medio día.

      ¿Alguna objeción, familia? nada, no contestan.
      Están la mar de entretenidos dándole a la cuchara.




      La Sopa de Picadillo es un clásico entre los clásicos. Mi madre siempre la hizo en la cena de Nochebuena, para entonar el cuerpo y comenzar con los platos fuertes después del picoteo. 
      Aún la sigo haciendo, y aunque sea en pequeña cantidad, no falta esa noche. 
      La comemos el resto del año con bastante asiduidad, aunque ese día es especial, por ponerle taquitos de jamón "del bueno, bueno", recién cortado . . . y ese lujo,
       nos lo seguimos dando en esas fechas.




      La Sopa de Huevo o Japonesa, llegó bastante tiempo después a mi mesa. La publicó mi amiga Julia { Julia y sus recetas } y también se ha convertido en una de las habituales sopas de diario. Y aunque hace casi dos años que las tengo en el trampolín de salida, las publico juntas, porque parten de la misma base, un buen caldo de cocido, y en realidad no difieren tanto en sabores, aunque alguna lleve más tropezones en su acompañamiento.
                  


          ** Las croquetas que ves en la imagen son de jamón.

      NECESITAREMOS  {4 comensales}
                                                           
            


      CÓMO LAS HAREMOS
             
                  


      Poco hay que explicar en realidad. La Sopa de Picadillo la hago de la siguiente forma: Colamos el caldo del cocido en un caldero y cuando esté hirviendo le añadimos los fideos {un puñado por comensal}  la hierbabuena si te gusta ese sabor, a mí me encanta y la pechuga en trocitos {previamente cocida en el caldo}.
      El huevo cocido y el pan frito, lo dejamos en el plato de cada comensal, esperando al caldo. Porque lo rico del pan es que haga crunch cruch, mientras vamos comiendo sopa. Vamos, que tiene que estar crujiente para que nos guste. Una vez cocido los fideos, servimos.
      En las fotos no verás jamón troceado, todavía no estamos en Navidad, pero queda menos.
      Si la presento en sopera, los tropezones los preparo en una fuente, para que cada comensal se añada la cantidad al gusto. Y de la sopera solo sirvo el caldo con los fideos.



      Y para hacer la Sopa Japonesa o de Huevo, voy a tirar por la vía rápida y que os lo explique mi querida Julia, que su paso a paso le quedó mejor que a mí. Sabiendo cómo es ella, no le  importará este acto de caradura frescura por mi parte.
      Seguro que todas la conocéis, una de mis blogueras de cabecera.
      Cocinera como la copa de un pino, y mejor persona.


      Aunque pienses al verla que es una sopa simple con un huevo, y que daría igual partirlo, no tiene nada que ver. La forma de trocear y tratar los mismos ingredientes, en la cocina, cambia el resultado de forma notable. Es como cuando haces una masa básica de pan, dependiendo de la forma que le des y el horneado, obtendrás resultados bien distintos.



                   
      Una buena sopa siempre reconforta el cuerpo . . . .  y también el alma.

      Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
      Hasta entonces se feliz, o al menos, inténtalo.

      Bizcocho de Claras

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             Si hubiera sido veintitantos centímetros más alta, igual no hago éste bizcocho.

        ¿Ya has puesto cara de, ésta tía está pallá? espera y verás.
      El otro día entró mi hijo mayor en la cocina y por lo visto no cerraba bien un mueble, reordenó según le pareció algunas cosas de las que allí había y se fue.
      {Entre tú y yo, creo que estaba ratoneando algún dulce}.
            Al rato, cuando fui a hacer unas natillas de polvos . . . si, has leído estupendamente, algunas veces las hago de polvos, no encontré la caja. Mira que dí vueltas, moví, busqué y remiré, además con la total seguridad de que allí había una caja que había comprado días atrás.  Pues no hubo forma. Mi hijo la había subido de estante, colocándola detrás de un bote de vainilla y yo con mis centímetros menos que él, no llegué a verla en ningún momento.
      Ésto último lo supe después, evidentemente.
               

            Al final desistí y las natillas terminaron siendo de las caseras: huevos, azúcar y leche;
      a la antigua usanza. Lo cierto es que se tarda casi lo mismo que hacerlas de polvos y están eternamente más ricas. Pero algunas veces no tengo ganas de enfrascarme en más cosas
      ¿que quieres que te diga?
           Inevitablemente, al utilizar sólo las yemas, empezó la colección de claras en el frigo.
           Y ¿qué hice cuando ya tenía ocho claras? acordarme de mi amiga MACU, su bizcocho, y pensar: al ataqueeeee.
      Además, mañana es su cumple, y qué mejor regalo que una receta suya hecha con todo mi cariño ¿verdad? El año pasado le regalé virtualmente unos HUEVOS que estaban de rechupete, por eso este año tocaba algo dulce.
      Así que Macu, espero que mañana disfrutes con los tuyos y apagues tooodasss las velas,
      que como cada vez son más, te costará un poco de trabajo jajaja.

      ¡¡¡¡ MUCHAS FELICIDADES !!!!  

           Y helo aquí. Así de guapetón me quedó, y más ricoooo que estaba.
      Qué ¿te animas? Pues venga, que te lo cuento con tooodosss los detalles.
                                

                            



           El primero que hice fue en un molde redondo de 18 cms, y los ingredientes son:



      El segundo fue en una fuente rectangular de 35x22 cms. y los ingredientes son:

            


      El paso a paso lo hice el primer día, es decir, con el bizcocho del molde redondo. Pero los pasos son los mismos en las dos ocasiones.

      - En un cuenco pondremos el yogur {o nata, según prefieras} con el azúcar de abedul.


      - Añadimos la vainilla y el aceite


      - Batimos hasta dejar hecha una crema


      - En otro cuenco, pondremos las claras y una pizca de sal.
      - Empezamos a montar con parte del azúcar de abedul.


      - Cuando están casi montadas, añadimos el resto del azúcar y unas gotas de limón.
      - Seguir batiendo hasta que estén bien firmes. Vamos, que si le das la vuelta al cuenco, ni se mueven.


      - Añadimos la harina poco a poco, mezclada con la levadura. Lo pasamos por el colador.
      - Agregamos también el batido que habíamos hecho con el yogur, la vainilla y la mantequilla.
      - Movimientos envolventes y de abajo hacia arriba.


      - Nos llevará un poco de tiempo integrar toda la harina, pero se consigue.


      - Las pasas las pondremos en un cuenco con el Ron, para que se hidraten. Podemos acortar la espera, si las dejamos dos minutos en el microondas.


      - Una vez hidratadas y dejadas enfriar, las añadimos a la masa.
      - Mezclamos despacio para que no se baje la masa.


      - Forramos el fondo de un molde desmontable. Las paredes las untamos de aceite.
      - Volcamos la masa.


       -Alisamos la superficie.
       - Espolvoreamos un poco de azúcar de abedul por encima.


      - Precalentamos el horno a 170º y más o menos en treinta minutos estará listo. Como siempre, mejor comprobar, pinchando con un palillo.
       - Cuando esté cocido, dejar la puerta del horno abierta y esperar un rato antes de sacarlo.
      - Lo enfriamos sobre una rejilla.
      - Una vez frío, pasamos un cuchillo por el filo para desmoldarlo mejor.


      - Y ya está listo para servir.






      - La segunda vez que lo repetí, lo hice en un molde bastante grande, rectangular. Pretendía que      quedase un bizcocho bajo, como los sobaos. Nos gustó mucho más así. Pero oye, cada uno, sabrá su gusto.
      - Si utilizas Azúcar de Abedul, son los mismos gramos que de Azúcar Blanca.




      La capa crujiente de azúcar en la superficie, es un detalle importante, para pasar de ser un bizcocho, a . . . ¡¡¡¡¡ OHHHHH madremía cómo está el bizcocho!!!!!




      Si mañana es tu Santo, muchas Felicidades. Si estás de Puente, disfrutalo. Si es tu cumple, que apagues las velas y si sales de viaje, cuidado porque te quiero de vuelta.    
      Y eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.

      Crokadillos

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      Dentro de unos días cojo vacaciones, y tengo el propósito de hacer algunas excursiones.
      Ahora que todo el mundo por inercia, saca las bolas de Navidad, vengo con éstas . . . 
      ¿y qué quieres que te diga ? si es que no me ha entrado todavía el gusanillo, por mucho villancico machacón que oigo cada vez que voy al super.
      Pero ya llegará, y me veré inmersa hasta las orejas, no lo dudes.

      Como los niños para su primer día de cole, estoy preparando con antelación lo necesario poco a poco: la mochila, un gorro para el sol, buen calzado, bastones, cantimplora y una de las cosas más importantes:la comida.
      Menuda caminante estoy hecha, pero yo sin comida no salgo de casa, faltaría más. Pon tú que me pierdo subiendo a algún volcán {cruzo los dedos para que no ocurra} pero oye, mientras me encuentran que no me falte el condumio. Razonable razonamiento donde los haya. 
      Si es que siempre he sido muy juiciosa {risas}.




      Además de alguna ensalada y fruta, pienso incluir estos Crokadillos que tan buenos ratos me han hecho pasar en otras salidas y jornadas playeras.
      Para que no le des más vueltas, ya te digo que el nombre se lo inventó al igual que la receta, una amiga bloguera , Mª Gracia { Con mil sabores } y la puse en práctica pocos días después, en pleno verano. Hacía tanto calor, que estaba en la cocina hasta el moño de liar croquetas.
      ¿Y que tienen que ver las croquetas aquí? pues que son unos sandwiches rellenos con la masa de las mismas y después rebozados y fritos.
      Y lo bueno de todo, es que los puedes rellenar de tantos sabores diferentes, como croquetas suelas hacer. En este caso son de carne del cocido, pero te soplo al oído, que los de nueces con queso azul, son para salir a hombros por la cocina y que te den una vuelta por el salón.
      Por cierto, si tienes niños para las cenas de estas fiestas, te aseguro que en el sector infantil, crea adicción rapidamente. Encima quedarás como la tía más enrollada con menú especial para los peques, porque yo no sé a los tuyos, 
      pero  mis hijos con esa edad no querían oír hablar de langostinos, ni cosas por el estilo 
      {ya se les pasó ese síntoma y somos más a repartir . . . una pena}









      - Eliminamos la corteza del pan de molde.
      - Dividimos cada loncha de pan en cuatro partes.


      - Rellenamos generosamente con la masa de las croquetas y tapamos el crokadillo.
      - Pincelamos ligeramente las dos partes del pan con leche, para que quede más jugoso.


      - Batimos los huevos y los pasamos por los dos lados, que queden bien empapados.
      - Seguidamente, los rebozamos en pan rallado.


      - Cuando los tengamos todos listos, pondremos una sartén con abundante aceite a calentar.
      - Freímos a fuego moderado, primero por una cara.


      - Y después le damos la vuelta, hasta que tenga un bonito dorado por las dos caras.
      - Los dejamos sobre papel de cocina para que eliminen el exceso de aceite, y listos.
       

      A mis hijos les gusta acompañarlos de Ketchup, porque ya sabéis que esa salsa levanta pasiones en los jóvenes, a mí me gustan tal cual.

                              


      Eso es todo por hoy, nos vemos en uno días.
      Hasta entonces se feliz o al menos, inténtalo.

      Paté de Pollo al Moscatel

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      Hay picoteos que siempre tienen el éxito asegurado, y el paté es uno de ellos.
      No es que me guste, no es que me encante, es que me altera hasta la prudencia.
      No puedo parar de untarlo en las tostadas como lo tenga cerca.
      Igual piensas que exagero, pero he llegado a hacer kilómetros y más kilómetros, cuando la fama de algún paté casero ha llegado a mis oídos.
      Que se lo digan a mi primo Manolo durante unas vacaciones en la Costa Brava, la de veces que lo hice ir a cenar al Restaurante de un pueblo escondido y con unas carreteras de vértigo.
      Pero mereció la pena en cada ocasión, en aquella Masía hacían uno de los mejores patés que he probado nunca.


       Tardé bastante en hacerlo casero, pero hace años una amiga de mi madre nos regaló un bote que ella había preparado, y me abrió los ojos a un mundo de infinitas posiblidades.
      Es una receta muy sencilla, y tardas apenas media hora en tenerlo listo. 



      Te lo enseño hoy, porque quizás tú también seas de las que te gusta hacer regalos con conservas caseras. En unos días tengo que preparar unas cuantas cestas y en las de este año he decidido incluir: Paté, Mermelada, Vinagre, Almogrote, Galletas y Conserva de caballa
      Un pequeño detalle que siempre se recibe con una sonrisa y un agradecimiento sincero. 
      Porque no nos engañemos, por el mismo precio seguro que podemos comprar otras cosas, pero el cariño y el tiempo que he dedicado a hacerlas, no tiene precio.
      Y mi tiempo y el cariño, a estas alturas de la vida,
      sólo se lo regalo a las personas que aprecio de verdad.

      Y como andamos todos un poco liados, paso a contarte la receta



      Si utilizas hígado de cerdo, los pasos a seguir y el proceso sería el mismo.


       

       - Limpiamos bien los higaditos, eliminando pieles. Lavamos y partimos por la mitad.
       - En un cuenco, dejamos los higaditos de pollo con el vino tinto, la hoja de laurel, la sal y los granos de pimienta negra durante toda la noche en el frigo.


      - Al día siguiente los dejamos en un colador para que eliminen el vino y preparamos el tocino. Retiramos la hoja de laurel y los granos de pimienta.


       - En este caso el tocino tenía bastante carne, así que no he añadido más. En caso que no sea así, será mejor añadir 100 grs de carne de cerdo. Eliminamos la piel del tocino.


       - Lo troceamos en cuadrados pequeños y lo llevamos a una sartén caliente.


       - A fuego medio y moviendo continuamente, veremos como el tocino va cambiando de color, tardará unos cinco minutos.
      - En ese momento, le añadimos los higaditos de pollo y movemos para mezclar.


       - Incluimos el laurel y los clavos. Si pinchamos los dos clavos en la hoja de laurel, podremos retirarlos después facilmente.
      - Añadimos la sal marina.


      - Rallamos la nuez moscada, si lo hacemos en el momento tiene mucho más sabor y aroma.
      - Añadimos la pimienta molida.


      - Agregamos el vino moscatel y a fuego medio alto, dejamos que reduzca el líquido.


       - Cuando lo veamos seco, retiramos la hoja de laurel con los clavos. Tardará unos diez o quince minutos.


      - Llevamos todo al vaso de la batidora y molemos hasta dejar hecha una pasta fina.


      - Volcamos la pasta de paté en la misma sartén donde la habíamos cocinado.
      - Añadimos la pimienta verde.


       - Agregamos la nata, y mezclamos bien. El fuego lo bajamos al minimo para que no hierva, queremos que se mezclen los ingredientes, nada más.
      - Probamos de sal por si tenemos que rectificar, tuve que añadir media cta. más.


      - Le añadí también un poco de pimienta molida y algo más de nuez moscada. Pero eso al gusto de cada cual.
      - Tras diez minutos al fuego y sin dejar de mover, está listo.
      - Volcamos sobre los cuencos donde vayamos a presentarlos.


      Me gustaría que te atrevieras a hacerlo, ya has visto lo sencillo que es. Por supuesto las especias y la cantidad que le añadas, es totalmente a gusto de cada cual. El vino moscatel le confiere dulzura, puedes sustituirlo por brandy o vino blanco. Las posiblidades, son infinitas.
      Y si, las tostaditas que aparecen en escena están impresionantes, llevan pasas y nueces.
      Pero ya no da tiempo a más, te lo contaré en una próxima entrada.





      - Hidratamos en agua las hojas de gelatina durante cinco minutos.
      - En un cazo dejamos que el moscatel empiece a hervir.


       - Agregamos la gelatina ya hidratada y movemos hasta su total disolución.


       - Esperamos hasta que el paté esté templado, y añadimos unas cucharadas de la gelatina dulce por encima.
      - Terminamos añadiendo unos granos de pimienta verde.
      - Llevamos una vez frio al frigo y dejamos reposar unas horas.

      Puedes ver perfectamente la diferencia del acabado con estas imágenes en las que aparece recién hecho, y cómo queda una vez frío al día siguiente de la elaboración {las fotos con el mantel verde}


      En realidad, de un día para otro está impresionante, si puedes esperar claro.


      Y ya si que si. 
      Me despido hasta el año que viene, no sin antes agradecerte que formes parte de este
      "Cuaderno de recetas".
      Gracias por leerme, gracias por comentar, gracias por volver, gracias por cocinar y contármelo, gracias por demostrarme ese cariño, gracias por tu amistad.
      Y ahí de nuevo mi eterno deseo, el que alguna vez espero ver hecho realidad:
      Deseo de corazón que todas las personas tengan trabajo y una vida digna, una mesa a la que sentarse y unos momentos inolvidables rodeados de los suyos.
      Besotes gordos, y a disfrutar.




       

      Caracolas Rellenas de Manzanas & Pasas

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      Por mucho que nos organicemos, la vida a veces  -tan caprichosa ella-,  se encarga de trastocárnoslo todo. Me despedía en plena Operación Polvorón y vuelvo por Carnavales, aunque no era esa mi intención, ni mucho menos.
      Una accidentada caída de mi madre y el consiguiente paso por el quirófano, ha hecho que hasta hoy no sea posible sentarme a escribir la entrada y retomar un poco mi vida cotidiana. 
      Han sido días interminables, con miedo y sin saber cómo saldrían las cosas. Pero al fin vemos la luz y aunque la recuperación será larga, estamos en casa.
      Nunca mejor dicho: " Hogar, dulce hogar". 
      Gracias a todas las que habéis mostrado vuestra extrañeza por la ausencia y los correos recibidos, aunque casi todo el mundo pensaba que andaba de vacaciones . . . já, 
      nada más lejos de la realidad, os lo puedo asegurar.
      Ya sé que me habré perdido unos guisos y postres riquísimos de vuestras cocinas, pero poco a poco iré volviendo a visitaros, aunque mi tiempo es ahora mucho más limitado.
      No me enrollo más y os dejo con la entrada que tenía preparada para la vuelta . . . 
                        



      Creo que no conozco a nadie más goloso, que al segundo de mis hijos.
      Desde bien pequeño, si había algo que le gustase de este mundo, era una dulcería. Por ende, su mayor castigo era que lo dejases sin ella. Recuerdo una tarde, que después de comprarle sus 25 pesetas de chuches en el kiosko, hizo una buena trastada {algo habitual en él, porque era revoltoso hasta decir basta}. Llevaba la bolsita bien agarrada con sus cinco gominolas para no perderlas mientras conducía su resistente e inseparable triciclo,
      cuando llegó la inevitable regañina.
      Le dije que se había quedado sin ellas y que tenía que tirar la bolsa con las chuches a la basura.
      Esa cara de pena mientras lo hacía, no tiene nombre. 
      Se pasó toda la tarde en el parque, sin querer subir a los columpios; con unos morritos de
      "toy muenfadao"  y dando vueltas con el triciclo. Cada vez que pasaba por la papelera, se bajaba de él y asomaba la cabecita para ver si sus chuches seguían allí . . . cómo sufrió ese día.
      Tanto, que no debía tener más de cuatro años y a día de hoy, aún lo recuerda ¡¡ pobrete !!



      Bueno, todo esto para deciros que fue él, el que también descubrió un pequeño obrador donde hacen las caracolas más ricas que he comido nunca. No hay nada como tener un buen goloso en casa, para que encuentre verdaderos tesoros.
      Ya me lo venía diciendo hacía semanas. Cuando tiene que trabajar algún Domingo, entra tan temprano que lo llevo en el coche. A esas horas que no están ni puestas las calles, hay un obrador de los de antaño. Con su panadero bien empolvado después de toda la noche trabajando.
      Aún abre el hombre la puerta para que entre todo el que pasa por ahí, que suelen ser los que van de amanecida tras una noche de fiesta, o los muy madrugadores para trabajar.
      Mientras, él va colocando en las grandes cestas el pan, y en los expositores los dulces, queques y bollería que ha ido horneando.
      El olorcito desde bien lejos ya te lo puedes imaginar, para removerte hasta el último de los sentidos.
      Y la ternura de todo lo que he probado de allí, te haces una idea.

                 

      Sigo que me enrollo.

       Pues uno de esos Domingos, y no muy espabilada aún por el madrugón, me dijo mi hijo que esperase un momento y salió con una caracola en la mano.
      Para la vuelta me dijo, y la fui comiendo mientras conducía de regreso a casa.
      Madremía¡¡¡cómo estaba de buena !!! si hasta paré el coche en el arcén. Tenía que desentrañarla un poco y poder observar con más detenimiento, qué porras llevaba de relleno.
      Era la caracola más jugosa y tierna que había probado jamás.



      Esa misma semana volví para comprar algunas más, había que seguir con la investigación.
      Y tras algunas pruebas y ajustes, lo he conseguido.

      Y ahora, vamos al lío.

                 
      MASA PARA LAS CARACOLAS: 
      • 100 grs de azúcar
      • 7 grs de sal marina
      • 80 grs de mantequilla a temperatura ambiente (no derretida)
      • 1 huevo mediano
      • 280 grs de leche entera (añade 250 grs para empezar y el resto si lo ves necesario)
      • 500 grs de harina de fuerza
      • 18 grs de levadura fresca de panadero o 6 grs de levadura seca    
      RELLENO DE LAS CARACOLAS: 
      • 40 grs de pasas 
      • 35 grs de vino moscatel, zumo de naranja o coñac
      • 2 ctas de canela molida
      • 2 manzanas asadas
      TERMINACIÓN:



      -  Primero asaremos las manzanas: Lavamos, descorazonamos, tapamos con papel film y llevamos al micro diez minutos. Si quieres, puedes añadirles un poco de canela molida.


      - Una vez frías, sacamos la carne de las manzanas y aplastamos con un tenedor.


      - Las pasas las bañamos con moscatel y llevamos al micro un minuto. También quedan muy ricas si las sumergimos en zumo de naranja o coñac.
      - En la cubeta de la panificadora pondremos el huevo, el azúcar, la mantequilla a temperatura ambiente, la leche templada y la levadura fresca de panadero.


      - Por último añadimos la harina tamizada y la sal. Elegimos el programa de amasado, que dura 15 minutos.
      - Dejamos reposar la masa media hora antes de empezar a trabajar con ella.


      - Volcamos la masa en la mesa. La dividí en dos para hacer dos rulos iguales. Le damos forma rectangular. Si se pega un poco, unta las manos y la mesa con unas gotas de aceite de girasol.


      - Repartimos las manzanas asadas y las pasas bien escurridas.


      - Terminamos el relleno, espolvoreando con la canela molida.
      - Desde la parte más estrecha, enrollamos.


      - Con un cuchillo que no sea de sierra cortamos las piezas. Fui poniendo dos dedos de medida y cortando, salieron nueve piezas de cada uno de los rulos, así que tuve dieciocho caracolas. Si no divides la masa, las piezas serán el doble de grandes, te saldrán unas nueve en total.


       - Precalentamos el horno a 50º.
       - Podemos colocar cada trozo en la bandeja del horno, o como yo lo hice, en un molde de magdalenas, previamente pincelado con aceite.
        

      - Dejamos que doblen volumen dentro del horno apagado. Una hora las dejé, a temperatura ambiente pueden ser dos horas ahora en invierno. En verano se acortará la espera.
      - Preparamos el brillo pastelero. Reservamos.
      - Pincelamos con huevo batido y horneamos durante 25 minutos a 180º.


       - Ya templadas, las  pintamos con el brillo pastelero, sacamos de los moldes y dejamos enfriar sobre rejilla.


      ¡¡¡  Listas !!!


      - Si las haces fuera de los moldes, deja bastante separación entre ellas cuando las coloques en la bandeja del horno, crecen en el levado y después mientras se están horneando.
      - En verano tardan mucho menos tiempo en subir la masa, pero el día que las horneé acababa de llover, y se iba a eternizar con la temperatura de la cocina.
      - Tuve que añadir dos cucharadas más de harina para manejar la masa, ya sabemos que no todas son iguales.
      - Como toda la bollería, el momento óptimo de comerlas es el día que las haces, aunque al llevar  un relleno tan húmedo, al día siguiente siguen estando bien ricas.  
      - Congelan estupendamente. Las envolví individualmente y las saqué una semana después. 
      Quité el film y las dejé a temperatura ambiente.

                Divinas              


      Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
      Hasta entonces se feliz, o al menos, inténtalo.


      Jamoncitos de Pollo en Mojo Rojo

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      Un buen día en casa decidieron al unisono, que ya no les gustaban las alitas ni los jamoncitos de pollo. De esto hace  ya dos años.
      Y a mí que me gusta chupar un hueso más que a un niño una chuche de colores, me quedé con cara de pues-estamos-apañaos, y dejé de comprarlos. Pero hace unos días, me dio un arrebato de quiero alitas, quiero jamoncitos y quiero rechupetear, mancharme y disfrutar.
      Y me compré un kilo, congelé parte y con el resto, me puse las botas.
      Ante la emoción de volver a comerlas, que ya ves tú, si no podía haberlo hecho antes {qué tontura algunas veces hacemos nosotros mismos} estaba indecisa con la forma de cocinarlas.
      Al final, opté por la sencillez y las hice con Mojo Rojo No te digo que estaban buenas, sino buenísimas.
       Vamos, que todavía me emociono de lo a gusto que me quedé.

                             
                   NECESITAREMOS


      Para una persona con hambre:

      * 8 jamoncitos 
      * 1/2 Vaso de Mojo Rojo { aquí y aquí }
      * 1/2 Vaso de Agua
      * Un puñado de uvas pasas sin semillas
      * 60 grs de cuscús
      * 60 grs de agua hirviendo
      * 1 Cda. Aceite de Girasol o Mantequilla.
      * Sal Marina al gusto.  



         CÓMO LO HAREMOS


                                                                                                                                                                                                                                                
        • Ponemos los jamoncitos lavados y secos en una sartén.
        • Añadimos el mojo por encima
                
        •  Agregamos también el agua y los dejamos a fuego fuerte durante unos diez minutos.
         
        • Cuando veamos que el líquido ha reducido, bajamos el fuego. 
        • Vamos moviendo hasta que alcance el tostado que más nos guste. De esta forma quedan jugosos por dentro y crujientes en el exterior.
             
        • Hidratamos las pasas en agua caliente durante diez minutos.
               
        •  En un cuenco pondremos la misma cantidad de cuscús que de agua hirviendo.
        • Añadimos la Cda. de aceite de girasol. 
        • Movemos de vez en cuando para que los granos queden sueltos.

        •  En cinco minutos el cus cus estará en su punto. Le añadimos las pasas bien escurridas, mezclamos y rectificamos de sal.

          ¡¡¡ Listo !!!


             El plato de hoy es tan sencillo que tuve mis dudas en subirlo al blog, pero estaban tan ricos los jamoncitos, que no se serían de Jabugo, pero se merecían su sitio por hacerme tan feliz.
            Por cierto, desde que hice el plato y ahora que estoy preparando la entrada y ve las fotos, mi hija dice que vamos a ver cuándo vuelvo a comprarlos . . . ¿quien los entiende a veces? yo no.

             

            Y eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
            Espero que seas feliz, o al menos, inténtalo.


            Brioche de Aceite & Naranja

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            Dentro del mundo confitero, entre mis preferencias están los bollos dulces.
            Si me acercas una bandeja con Ensaimadas, Panecillos, Suizos, Roscones, Brioches . . . perderé "las formas" sin ponerme colorá, y te querré hasta el infinito y más allá.

            Todos ellos guardan una característica común:el mismo día que los haces, están soberbios; al día siguiente  han dejado de ser impresionantes y para el siguiente del siguiente si aún te duran, han perdido esa  mi-gui-ta  blanda, provocativa y tentadora.

            Por lo que no hay mayor sacrificio jajaja que consumirlos el día que salen del horno.



            Para que te de tiempo a ti también y que no se te pongan duros, te explico un horario que me funciona perfectamente para que lo puedas llevar a cabo.
            Ya me darás las gracias después, las quejas en otra ventanilla.
            A ver si vas a ser de las que viene a regañarme porque la cinturilla elástica del pantalón ya ha dado todo lo que podía de sí.

            Bueno, ahí va:

            - Media mañana: sale del horno y en apenas treinta minutos está frío. Lo mejor es catarlo antes que nadie, para saber si cumple tus espectativas. Como no es excesivamente dulce, lo untas bien de mermelada pegote gordo y sin remordimiento.
            - Comida: y ya que estamos en finde, disfrutamos de un tranquilo café y una buena sobremesa. Hay que acompañar a la familia tomándonos otro trozo de brioche, ¡¡ faltaría más !!
            Merienda: oye, que sientes un no sé que que no sé yo, y el cuerpo te pide algo dulce . . . pues nada mi niña, no estás para sufrir a estas alturas ¿verdad? Ahora, para no ponerte nerviosa con tanto café, mejor te tomas una infusión o un zumo. . . y otro trocito de brioche, claro que si, adelante y sírvete.
            - Cena: como cada uno se averigua la suya y tú con cualquier cosa te apañas . . . te preparas una bandeja con un vaso de leche bien calentita y algún trozo más de brioche, y mientras ves alguna de tus series preferidas, te metes bajo la manta del sofá y a base de pequeños pellizcos para alargar el final del bollo, te lo terminas sin dejar ni una miga de muestra.
                             
                                                

            Llegados a este punto, la bandeja estará vacía. Cuentas por supuesto, con la inestimable ayuda de tu familia, muy colaboradora en estos menesteres. Todos están muy bien educados, y el paseito a la cocina para coger un trocito ahora y otro después, está garantizado.

            Y catapúnchimpún, objetivo conseguido . . . se acabó lo que se daba.




            Los integristas en materia de brioches, me darían una fuerte colleja porque no se ciñe a las tradicionales recetas. No, no lleva mantequilla y es uno de sus principales ingredientes. Pero tenía ganas de experimentar y la primera vez que lo hice, yo misma me quedé un buen rato con la boca desencajada del magnífico resultado obtenido.

            Si tú lo pruebas, estoy segura que te ocurrirá lo mismo, advertida estás.





            - Templamos la leche y añadimos la levadura, mezclamos bien hasta que se disuelva.
            - Volcamos en la cubeta de la panificadora, y añadimos el resto de los ingredientes húmedos: aceite, zumo de naranja y huevos.


            - Es el turno de los ingredientes secos: azúcar de abedúl, sal marina, harina, gluten y ralladura de naranja.
            - Elegiremos el programa de amasado, que duran quince minutos. Cuando termine volvemos a seleccionarlo, en total se amasará durante media hora.
             

            - Dejamos reposar durante media hora para que se relaje y poderla trabajar bien.
             - Cortamos piezas de 30 grs.


            - Como ves en las imágenes, es una masa blanda, se te pegará ligeramente a las manos, úntalas con unas gotas de aceite, y le vas dando forma de bola, pero no añadas más harina.
             

            - Aceitamos ligeramente nuestro molde para horno por la base y las paredes y colocamos todas las bolas, un poco separadas entre si.
            - Te saldrán unas 32 piezas.


            - Tenemos que esperar a que hayan crecido, tardarán unas dos horas aproximadamente. Claro que depende de la temperatura, en verano se reducirá sustancialmente la espera.
            - Puedes acortar el tiempo si las dejas en el horno apagado previamente caliente a 50º. De esa forma en una media hora estarán listas para hornear.


            - Una vez levadas y antes de hornear, batimos un huevo y las pincelamos.
            - Precalentamos el horno durante 15 minutos a 170º.


            - A continuación, mezclamos el azúcar de abedúl y el agua y lo pondremos por encima de las bolitas.


            - Horneamos durante quince minutos y altura media. Durante el horneado, crecerán algo mas.


            ¡¡¡   A comer  !!!


            - Utilicé Azúcar de Abedúl, para que pudiera tomarlo una persona diabética, si utilizas azúcar blanca, son los mismos gramos, pero los horneas a 180º durante doce o trece minutos. De todas formas, te recomiendo este azúcar si estás cuidándote un poco, porque tiene muchas menos calorías y es mucho más sano y natural. Y por el sabor no te preocupes, no notarás la diferencia.
            - Hacer brioches es fácil, lo único a tener en cuenta es que el amasado y los levados son largos, así que paciencia.
            - La ralladura de naranja, le aporta un sabor parecido al agua de azahar. Si prefieres sustituirla por ésta última, con media cta de café tendrás suficiente.
            - Cuando están todavía templados, los tapo con papel film, así quedan más esponjosos. 
            - Al hacer la masa, aunque sea algo pegajosa, no caigas en la tentación de añadir más harina. El brioche, resultará mucho más tierno.
            - Mi relleno preferido: ligeramente untado de mantequilla, jamón cocido y queso en loncha. Prueba y ya me contarás.
            - No te recomiendo los moldes de silicona para hornearlos, las veces que los he probado, no me preguntes por qué, pero quedan más resecos.

            Ala, a disfrutar.
                                    
                                                      

            Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
            Hasta entonces, se feliz o al menos, inténtalo.


            Solomillo al Whisky

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            Entre las muchas cosas buenas que tiene Sevilla, está el tapeo.

            Desde cualquier bar de barrio hasta las terrazas más sofisticadas, hay siempre unas tapas
            tan riquísimas que aunque te creas sin hambre, es sentarte y no poder parar. Y menuda variedad, te puedes llevar una semana comiendo de este modo,
            que no tienes que repetir plato en ningún momento.
            En algunos de estos bares, te lees con detenimiento la carta mientras te sirven la bebida. En otros, antes de terminar de sentarte ya tienes al camarero saludándote con buen humor, dándote la bienvenida y recitando a viva voz y de carrerilla una lista interminable.
            Y todo eso, casi sin coger aliento.
            Por mucho que intentes guardar en la memoria las que te van gustando, al final te aseguro que retienes las dos primeras y la última de todas ellas.
            Yo al menos, no tengo capacidad para recordar más.
            Mi recomendación es que si tienes la suerte de visitar Sevilla y te ocurre lo mismo que a mí, cuando veas que el camarero coge el bolígrafo dispuesto a escribir la comanda y tú, no tienes claro qué elegir o no te acuerdas casi de nada, pide  un Solomillo al Whisky, porque no falla.

            Lo tienen en todas partes, nunca sabe igual pero siempre está divino.

                       

            Es una receta bien popular en esa preciosa ciudad y su provincia. Por cierto, mientras escribo ésto, he caído en la cuenta que hace mucho tiempo que no paso por allí.
            Muchos afirman y aseguran que aunque se llama " Solomillo al Whisky" no lleva este último ingrediente, que la receta se hace con Brandy o Coñac ya que suele ser más económico. Y aunque siempre hay quien alardea de que la suya, es la receta verdadera y sus ingredientes son los exactos . . . y que patatín y patatán . . . lo que tengo bien claro es lo mismo que con todas las comidas populares: no hay dos iguales ni haciéndolas con los mismo ingredientes.

            Ésta es la que hago siempre ¿la verdadera? no lo sé, pero que está para mojar y no parar, eso si que te lo puedo asegurar. Así que el día que pienses hacerla, dobla las cantidades del pan que acostumbres, porque es ingrediente imprescindible.
            Mis fieras, en cuanto me descuido, me rebañan hasta la sartén ¿crees que exagero? pues el último día que lo preparé, al entrar en la cocina, pillé a uno de ellos infraganti
            dando buena cuenta de la salsita que allí quedaba.

                       


                        
                          { Para dos personas }              
                                                               
            * 1 Solomillo de cerdo
            * 5 Dientes de ajo.
            * 1/4 Vaso de Whisky (medida de un vaso de los de agua para todos los ingredientes)
            * 3/4 Vaso de Caldo de Pollo
            * 1/2 Limón exprimido.
            * 1/2 cta Harina de trigo o Maizena
            * 1 cta Mantequilla
            * 1/2 Vaso Aceite Oliva Virgen
            * Pimienta negra molida al gusto
            * Comino molido, un fisco (opcional).
            * Sal marina
            * 1 Papa hermosa por persona

             Pan . . . muuuchooo pan para mojar, y quedarse bien a gusto !!!  
                              

                                          
                                             
            - Cortamos el solomillo en filetes más bien gorditos.
            - En una sartén pondremos el aceite de oliva a calentar.


            - Una vez caliente el aceite, vamos dejando los filetes, en cuanto cambien de color por una cara, le damos la vuelta.
            - Solamente queremos sellarlos, ya terminarán de hacerse más tarde. Calcula un minuto por cada cara.


            - Sacamos los filetes y los dejamos en un plato.
            - Salpimentamos.
            - Añadimos el comino molido (opcional).


            - Introducimos los dientes de ajo con piel, bajamos el fuego y confitamos despacio unos cinco minutos. Ya empieza a oler de maravilla.
            - Añadimos el whisky.


            - Seguidamente agregamos el limón.
            - Y la cucharadita de harina desleída en el caldo de pollo templado.


            - A fuego medio, dejamos que hierva cinco minutos.
            - Incorporamos el solomillo y el jugo que haya dejado en el plato donde lo hemos salpimentado.


            - Un momento después, añadimos una cucharadita de mantequilla, movemos la sartén para que se derrita y ligue con el resto de la salsa.
            - Listo para emplatar.


            - El acompañamiento perfecto en éste caso son unas papas fritas y si las puedes cortar bien finas mejor.
            - Después de pelarlas y cortarlas; las sumergimos en agua fría durante un buen rato, así eliminan el almidón y quedan más crujientes.
            - Cinco minutos antes de terminar de hacer el solomillo, las dejamos en un colador para que no nos salten mucho al freírlas.


            - En una sartén añadimos abundante aceite y cuando esté caliente introducimos las papas.
            - Las dejamos freír hasta que tengan el dorado que nos guste, sacamos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
            - Listas para servir.


             Te aseguro que es una forma exquisita de comer el solomillo, y que si lo haces con filetes de lomo, también quedan riquísimos. No hará falta que te explique, cómo están unos filetitos de éstos, metidos en una pulguita¿verdad? No, no sigo para no hacerte sufrir más.

            Y ya sabes: En el fondo, el secreto está en la salsa.



            Por cierto, ayer 28 de Febrero, se celebró el Día de Andalucía. Así que desde aquí, mis felicitaciones a todos los Andaluces, por ser como son, y tener la suerte de haber nacido en esa tierra tan maravillosa.

            Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
            Hasta entonces, se feliz o al menos, inténtalo.

            Tarta de Manzana Sencillísima { Sin azúcar }

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            Me atrevería a decir que es la Tarta de Manzana más sencilla del mundo,
            y una de las más ricas también.

            Como muchas de vosotras, soy una incondicional de las tartas que llevan ésta fruta. Fruta que nunca la tomo natural porque me resulta indigesta, pero en casa siempre la tengo en el frutero y no falta un día que la coma asada. Es mi postre preferido durante  el invierno, y no me canso de ella así preparada.

            El otro día, devolviendo una visita bloguera con mucha alegría a mi amiga Amparo,
            que llevaba un tiempo desaparecida gracias a su recién estrenada maternidad, me encontré con esta ricura. Anteriormente la había visto en el blog deEsther, otra de mis queridas blogueras de cabecera, y formaba parte de mi eterna lista de pendientes, desde Septiembre que la publicó.

            El hecho extraordinario es que siendo un día entre semana y contra toda las leyes no escritas, de "Los dulces son para los findes", me metí en la cocina y dividiendo cantidades la hice esa misma tarde. La idea era merendar con ella, pero lo cierto es que mientras esperaba que enfriase y darle el acabado  final, llegó la hora de cenar. Así que me armé de buena voluntad: me até las manos, cosí la boca, la escondí guardé en un mueble; y dejé que descansara hasta el día siguiente.




            Madre mía, qué cosa más rica !!!

            Tanto que se terminó en la primera sentada, y esa misma tarde volví a hornear otra, también dividiendo cantidades. Que digo yo:¿para qué tanto dividir si al final vas a comer lo mismo jomía?  . . . pues eso quisiera saber.
            Será por culpa del Pepito Grillo, que todas llevamos ahí en el hombro, desaconsejando los excesos previos. Y es que en fechas próximas, en cuanto llega la Semana Santa, me desato entre

            Además, esta receta ha servido para demostrarme, que ciertamente muchas de las informaciones o datos que leemos quedan almacenados en la memoria, listos para ser utilizados en la primera ocasión que necesitemos. Resulta que la cuarta vez que hice la tarta {si, puedes pensar con toda la razón, que cuando me da por algo, me da} tenía las manzanas troceadas y todos los ingredientes preparados, dándome cuenta en ese momento que no quedaban huevos en casa. No me corté y seguí haciendo la receta sin ellos. 
            Hacía tiempo que había leído en un libro, que los veganos sustituyen el puré de manzana por huevos ya que éste aporta dulzor, humedad y también consistencia; había llegado el momento de comprobarlo de primera mano. 

            La sorpresa es que tras dejarla enfriar desde la mañana hasta la tarde, el resultado fue impresionante. Así que si eres vegana o conoces a alguien con intolerancia a este ingrediente, te acabo de alegrar el día con esta receta. 
            Tiene la textura del pudin, pero más liviano.

            La imagen de aquí abajo, es para que puedas ver el magnífico resultado. Apreciarás que no hay diferencia con las anteriores imágenes que son con huevo, y porque te lo estoy diciendo, ya que al comerla tampoco lo notas.

             ¿Te están dando ganas de hacerla?

            • 4 Huevos.
            • 170 grs de mantequilla o margarina a temperatura ambiente.
            • 1 Kilo de manzanas, más 2 para decorar.
            • 8 Cucharadas de Azúcar de Abedúl **  {si utilizas azúcar blanca es la misma cantidad}. 
            • 8 Cucharadas de Leche.
            • 8 Cucharadas de Harina.
            •  Brillo pastelero {hecho con azúcar de abedúl} o mermelada de albaricoque o melocotón {en mi caso mermelada de albaricoque casera con azúcar de abedúl}.
            • 1/4 sobre de Levadura tipo Royal o polvos de hornear {solamente si eliminas los huevos de la receta, te lo explico más abajo}.


            ** El Azúcar de Abedúl, también conocido como Xilitol, tiene un IG bajoentre otros beneficios lo pueden tomar las personas diabéticas.**
            ** Para que sea vegana, la leche de vaca se sustituye por la leche vegetal que acostumbres: soja, almendra, coco . . .

                                                                    

              * Pelamos las manzanas, quitamos el corazón y partimos en trozos pequeños. Reservamos las dos manzanas para adornar sin pelar, para que no se oxiden.
              * Llevamos todos los ingredientes a un recipiente para batirlo y dejamos hecho un puré fino.
                

              * Precalentar el horno a 170º {por ser azúcar de abedúl} si utilizas azúcar blanca lo horneas a 180º.
              * Forramos el fondo de un molde redondo, encamisamos los bordes {pincelar con mantequilla o aceite de girasol y espolvorear con harina, elimando el exceso}.

               
              * Volcamos la mezcla, y decoramos con las manzanas reservadas, peladas y hechas finas láminas.



              * Hornear durante 30 minutos {necesité 10 minutos más}. Pinchar para comprobar con un palillo, dejar hasta que salga limpio. Retirar del horno y desmoldar cuando esté templada.
              * Enfríar sobre rejilla.
              * Ponemos un minuto en el micro dos cucharadas de mermelada {la mía casera, con azúcar de abedúl} y pincelamos la tarta. O utilizamos brillo pastelero. Si pones la mermelada con la tarta recién sacada del horno, no hace falta mezclarla con agua  y la puedes repartir con facilidad.




                                      
              - La he repetido en cuatro ocasiones, en todas ellas con la mitad de los ingredientes indicados y en un molde de 18 centímetros.
               - La tercera vez quise probar cómo quedaría en el microondas. El resultado fue estupendo. Unté ligeramente con aceite de girasol un molde redondo de cristal apto, la dejé cocer 10 minutos y no la saqué hasta que se enfrió.
              La capa superior de las láminas de manzana queda más blanca que en el horno convencional, pero no importa, ya que después vamos a cubrirla con la mermelada o el brillo pastelero.
              Así que si sencilla es la ejecución de la tarta, encima en el micro, ya la facilidad es máxima.

               Ala  ¡¡¡ a disfrutar !!!



              Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
              Hasta entonces se feliz, o al menos, inténtalo.

              Churros de Pescado

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              ¡¡¡ Atención chicas, porque con este plato se forman colas y atascos,
              desde la cocina al comedor !!!

              Y te lo digo yo, que en casa hasta a los que se niegan a comer pescado, hay que darles algún manotazo mientras los estoy friendo, si quiero que lleguen a la mesa.
              Así que si, puedes hacerla con total tranquilidad, es de esas recetas que convencen con olerlas. Sencilla y absolutamente deliciosa.

              El otro día cuando llegó mi hija por la puerta, ya venía preguntando qué íbamos a comer.
              Los ojos como platos y una sonrisa de oreja a oreja es lo que se le dibujó. 
              Como cumplido, no se le ocurrió nada mejor que decirme que olía tannn biennn como en ese Restaurante del puerto, donde nos gusta comerlos porque los hacen buenísimos. Y ciertamente fue un buen halago, porque no te puedes imaginar cómo se llena con gente de la isla y de guiris turistas, para comer entre otras ricuras sus famosos Churros de Pescado.

              Vas siguiendo el rastro del olorcito, y cual Pulgarcito, llegas seguro.



              Hasta cariño le tengo a los Churros, porque de niños no había mejor forma de comer pescado que ésta. Y en mi época que se vivía la Cuaresma a rajatabla y amén; me gustaba que fuera Viernes, porque sabía que cuando llegara del cole, nos íbamos a encontrar delante una buena bandeja.
              Aunque mi tía los hacía durante todo el año, de forma tan continuada nada más que en ésta fecha.

              Son un plato muy típico, y no habrá una casa en Canarias donde no se preparen. Eso si, recetas hay cientos, muy parecidas entre si, pero con diferencias sustanciales en ingredientes y forma de hacer la masa que los envuelve.    
              De hecho, la de hoy se la vi a una querida bloguera cuando la publicó, y era tan diferente a la que suelo hacer {yo utilizo leche y levadura tipo royal}  que decidí copiársela y aquí la traigo. Igual otro día pongo la mía, y al final termino recopilando recetas de Churros de Pescado ¿quien sabe?
              Oli {Entre Barrancos} ya no publica en sus blogs, pero permanecen abiertos para poder consultar Recetas de cocina, Manualidades, Decoración, Pintura . . . ella es así de completa,
               y sus aficiones son múltiples. 
              A día de hoy siguen siendo de mis blogs preferidos.

              Por lo que he leído, son practicamente iguales a las Pavías o Soldaditos de Pavía. La principal diferencia creo que es, y si estoy equivocada que alguien me lo aclare; que las Pavías se hacen con bacalao o merluza y los Churros, amplía el abanico a cualquier pescado blanco
               {corvina, merluza, sama, lenguado, gallo . . .}.

                              

              Para tres personas:
              * 400 grs Pescado blanco. Utilicé filetes de merluza congelada
              * Un vaso de harina {medida de un vaso de los de agua}
              * 1/2 vaso de cerveza
              * 1 Huevo
              * 2 Dientes de ajo
              * Un ramillete de perejil fresco
              * Un limón exprimido
              * Colorante {opcional}
              * Sal Marina
              * Aceite de oliva para freír 

                           


                         


              - Cortamos el pescado en tiras o bastones.
              - Repasamos con el dedo por si hay alguna espina, la eliminamos.


              - Una vez cortadas todas, las pondremos en un plato hondo y le añadimos los ajos muy picaditos, el perejil también bien picado y el zumo de limón.


              - Añadimos un poco de sal marina, removemos y dejamos reposar en el frigorífico. Si los hago para la comida, lo preparo por la mañana o incluso la noche anterior.
              - Tápalo bien con papel film, o te olerá el frigo nada más que a ajo cuando lo abras.


              - Mezclamos la harina con la cerveza en un recipiente profundo.
              - Hay que procurar que no espume mucho la cerveza al volcarla, todo lo contrario de lo que me pasó a mí.


              - Batimos con un tenedor hasta tener una papilla espesa y agregamos la yema del huevo. La clara la reservamos para después. Si crees que necesita más harina o cerveza, rectifica ahora.
              - Dejamos en reposo dentro del frigorífico por lo menos media hora.


              - Batimos la clara a punto de nieve.
              - Sacamos la masa del frigo y con movimientos circulares, incorporamos la clara.


              - Mira el espesor que tiene, queda mucho más aireada la masa una vez incorporada la clara.
              - Le añadimos el colorante.


              - Una vez bien teñida la masa, está lista para empezar a bañar el pescado.
              - Podemos sumergir todas las tiras a la vez o ir mojándolas de una en una.


              - Pondremos una sartén con abundante aceite de oliva y cuando esté caliente vamos dejando nuestros churros de pescado. Comprueba el punto, añadiendo una gota de la masa.
              - Sacamos cuando estén dorados y bien crujientes.
              - Dejamos sobre un plato cubierto de papel de cocina, para eliminar el exceso de aceite.

                      ¡¡¡ Listo para emplatar y a disfrutar !!!



              Y aunque La Primavera no llega oficialmente hasta dentro de unos días, ella no entiende de fechas impuestas y se ha manifestado. 
              Estoy rodeada de caracoles y sarantontones {mariquitas}, margaritas y flores silvestres.

              ¡¡¡ Me encanta !!!
                  
                    

                           

              - Con unas Papas sancochadas {hervidas} o fritas también quedan muy ricos. Yo elegí un sencillo arroz en blanco con un hilo de aceite virgen y una buena ensalada.
              - Si te sobra masa {que te sobrará, seguro} puedes bañar berenjenas, rodajas de pimiento, calabacín, aros de cebolla . . . quedan deliciosas las verduras así.
              - La masa se conserva bien en el frigo, hasta 24 horas. Si no necesitas freír todo el pescado a la vez, puedes hacerlo al día siguiente y estará igual de rico.
              - No frías muchas piezas a la vez, pues tienden a pegarse entre ellas, por muy grande que sea la sartén.
              - Acompaña muy bien una mayonesa, aunque si les das a elegir a los niños, cogerán el bote de kétchup sin ninguna duda.
              - En cuanto se enfría, el rebozado va perdiendo consistencia y se reblandece.  Así que te los recomiendo recién hechos, aunque fríos también tienen su aquél.
                          


              Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
              Hasta entonces sé feliz, o al menos, inténtalo.
                       

              Bocata de Berenjenas

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               En la vida real o de forma figurada, creo que alguna vez,
              nos habremos metido en un berenjenal ¿cierto?

              Y aunque la expresión la tengamos clara y de vez en cuando la hayamos utilizado
              ¿sabes de dónde procede? Yo me enteré hace poco mientras iba en el coche con la radio puesta. 
              Tiene su origen en la sapiencia campestre, ya que las berenjenas cuando crecen son espinosas por la parte de atrás, y si te metes entre las plantas sin llevar las manos protegidas e intentas cogerlas, sales de allí con múltiples pinchazos y arañazos.
              Doy fe que es cierto, la primera vez que lo intenté, salí con las manicura hecha jajaja




              Hace unos años me dio por "jugar" a sembrar algunas verduras, y como me gustan tanto las berenjenas se me ocurrió poner algunas plantas, aunque me habían advertido que era un fruto melindroso y que quizás no iba a recoger nada. Sería la suerte del principiante porque ocurrió todo lo contrario. Al principio me hizo mucha ilusión recolectar un buen número de berenjenas cada día, pero al final terminé hasta el moño. Cada vez eran más grandes y resultó ser la historia interminable. Por muchas que regalaba a amigos y familia, siempre había más esperando.
              Llegó un momento que no sabía ya, cómo cocinarlas.
              Anda, que si me pasa ahora, con la cantidad de recetas que he aprendido gracias a los blogs . . .

              Y como el ser humano es así, hoy por hoy echo de menos esa experiencia. Pero un huerto da mucho trabajo y ciertamente no tengo esa vocación hortelana. La satisfacción de recoger tus propios frutos es grande, pero soy perezosa para quitar las malas hierbas, regar . . . 
              si, lo siento, no soy perfecta ni lo pretendo.

              El bocata que traigo, te aseguro que está buenísimo, y el otro día con el pan recién hecho nos sirvió de cena. Ni me molesté en tostarlo, estaba todavía templado del horno.
               El sandwich integral, si me conoces un poco, sabrás que fue el mío.

                      ¡¡¡ Por fin se estrenó la Primavera !!!
                Ya anochece más tarde, las temperaturas son suaves y muy agradables para comer en la terraza. Pensando en esos días que llegas tan cansada que no te apetece enfrascarte
              en grandes preparaciones, los buenos bocatas son una opción estupenda.




               

              - Pan blanco, integral . . . al gusto.
              - Berenjena
              - Cebolla
              - Queso para untar {el mío de Kéfir casero}
              - Lonchas de queso fundente {gouda o similar}
              - Aceite de oliva para freír los aros de cebolla

                                                      


                          
              - Cortamos las berenjenas en rodajas gruesas y las hacemos a la plancha por las dos caras. Fuego medio para que nos queden jugosas.


              - Abrimos los panes.
              - La cebolla la separamos en aros, rebozamos y freímos. El rebozado lo puedes ver aquí  


               - Untamos las dos caras de los panes con el queso crema.
               - Acomodamos las lonchas de queso gouda. La primera vez utilicé un queso de más sabor y se quedó con el protagonismo, pero si lo prefieres, utilízalo.


              - Sobre el queso, dejamos las rodajas de berenjena caliente, así se funde ligeramente el queso.
              - Encima de las berenjenas, colocamos los aros de cebolla y cerramos el bocata.


              Listos para comer 

              ¿Prefieres barra o integral de molde?


              Y ahora, me gustaría que fueras a ver el Panino Toscano que hizo mi querida amiga
              Concha {De Buena Mesa} excelente cocinera donde las haya y mejor persona.
              Su propuesta también le sirvió para una cena informal, y aunque puedas pensar que sus bocatas y los míos, se parecen como un huevo y una castaña {yo también lo haría}
              palabrita-palabrita-palabrita que desde que se los vi, tenía en mente utilizar la berenjena como ingrediente de alguno, porque me dejó enamorada. 
              Así que al César lo que es del César, y el bocata de Concha me sirvió de inspiración.

              Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
              Hasta entonces sé feliz, o al menos, inténtalo.
               

              Barras con Tang Zhong o Water Roux

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              Tengo okupas alados en mi cocina.

              Aprovechando mi ausencia durante las semanas que estuve acompañando a mi madre en el hospital, se instaló una pareja de inquietos pajaritos en el tubo del extractor de la cocina y decidieron que como loft quedaba genial para construir el nido,
              empollar y criar a la nueva familia. 
              Así que cuando me percaté del asunto, procuré no utilizar la campana, so pena de crear un verdadero desastre y romper el ciclo de tranquilidad que necesitaban esos huevos tan bien puestos. Por el mismo motivo, utilicé con más asiduidad para cocinar el horno. Aprovechaba cuando estaba haciendo un arroz, un asadoo un bizcocho, para enlazar con el pan del día.  

              Increíble, que unos gorriones morunos {hasta he buscado información de cómo se llaman} hayan marcado en cierta forma el ritmo de mi cocina y que sigan ajenos a lo que han provocado. 
              Los pájaros en general nunca han sido una especie animal por la que sienta inclinación, reconozco que me gusta verlos volar en bandada, me divierte observar cómo cambian el rumbo todos a la vez con esa sincronización tan estudiada; y es agradable oírlos con esos continuos ruiditos en la copa de los árboles cuando está amaneciendo y desde la cama le araño unos minutos más al sueño.

                       


              De vez en cuando, también maldigo y despotrico de la familia de todos ellos, cuando salgo a la terraza y veo que han dejado alguna cagarruta gracia inesperada en el suelo o sobre el coche. Claro que dada esas dimensiones, sospecho que deben ser las gaviotas, tórtolas y garzas que pasan volando. 

              Y todo esto para contarte, que he aprendido una nueva técnica para hacer pan que he aplicado ultimamente a las barras, {aunque me estrené con el roscón de este año} y me gusta bastante.
              ¿Que tiene que ver ésto con el nido de mi cocina? pues no mucho la verdad, el único hilo conductor es el horno. 

              Pero me apetecía compartir algo tan sencillo y cotidiano como uno de mis panes caseros y con los que tanto disfruto. De paso también te comento, que mi nuevo papel de cuidadora de pájaros, a la fuerza eso si, me ha terminado haciendo gracia. 
              Aunque, espero sinceramente que las crías {volantones} que nacieron la semana pasada, sean espabiladas y vuelen pronto jajaja
               ¡¡¡ Que tuve que freír las torrijas y los pestiños sin encender el extractor !!!

              Y por supuesto, ya he comprado una rejilla {ésta vez no se me olvidó} como la que salió despedida el año pasado en una tormenta huracanada, para tapar el tubo y evitar 
              posibles futuros inquilinos, en cuanto éstos, abandonen el nido.
              Que cuando venga la factura de la luz . . . yo también querré salir volando.
                      



                       

                         


                                                       {Al final te explico un poco más sobre esta técnica}
              Ponemos en un caldero 25 grs de harina, le añadimos 125 grs de agua fría { siempre guarda la misma proporción: una parte de harina y cinco de agua}
                 

              Movemos para disolver y llevamos al fuego bajo. Sin dejar de mover, veremos que se forma una papilla. Si tienes termómetro, debe alcanzar los 65º y si no tienes, no te apures porque a fuego mínimo, te aseguro que queda perfecto. Las cantidades de harina y agua, se la restamos al total de los ingredientes.
              Ya está listo. Tapamos con film a piel para que no entre aire y utilizaremos a temperatura ambiente.
                 



               Si habitualmente haces pan, guarda 200 grs de esa masa en un bote antes de hornearla, para utilizarla en el pan del día siguiente. Es lo que hago desde hace años y me gusta mucho el sabor y olor de la miga. 
              Pero si no sueles hacer pan, puedes mezclar 120 grs de harina con 80 grs de agua y 1 gr de levadura fresca de panadero la noche anterior. Lo dejas en un bote dentro del frigo y al día siguiente lo añades a la masa. Cuando terminas de preparar la masa de ese día, vuelves a separar 200 grs y la guardas para el día siguiente, y así sucesivamente. 
              La puedes tener hasta cuatro días sin problemas en la nevera, evidentemente según pasa el tiempo, el olor ácido se va incrementando y el sabor de tu pan será más intenso. Eso va en gustos.
              La que ves aquí abajo en la foto, lleva conmigo cinco años. 
              No sabes el cariño que le tengo.

                           


                  


              - Ponemos en la cubeta de la panificadora el agua templada (425 grs porque a los 550 grs totales le restamos los 125 grs que hemos utilizado para hacer el tang zong)
              - Añadimos la masa vieja (200grs) y a continuación el tang zong ( 150 grs)
               

              - Agregamos la harina ( 975 porque le restamos los 25 grs que utilizamos en el tang zong) y la sal (20 grs)
              - Programa sólo amasado, que dura 15 minutos.


              - Añadimos el aceite en los últimos cinco minutos (50 grs)
              - Dejamos reposar dentro de la cubeta, media hora una vez terminado el programa.


                       

                                 


               - Volcamos la masa sobre la mesa.
              - Hacemos porciones de 200 grs.
                 

              - Estiramos con el rodillo.
               

              - Una vez aplanada, plegamos la masa hacia nosotros y la vamos enrollando sobre si misma, pellizcamos para sellar bien en cada vuelta que le damos.
              - Repetimos la operación dos veces más.


              - Cuando hayamos terminado este paso, pellizcamos bien de punta a cabo, para evitar que se abra y para que no se noten el principio y el final.
              - Con las dos manos, desde el centro hacia los dos extremos, rodamos la barra y conseguiremos que sea tan larga como la bandeja del horno. En mi caso, 38 cms.
              - Las primeras veces, si no presionas  de forma uniforme, quedarán las barras de forma irregular y más gruesas por unas zonas que otras, no importa, la práctica se adquiere poco a poco.

               

              - Vamos colocando las barras en la bandeja del horno, sobre el papel sulfurizado.
              - Dejamos reposar durante media hora en mi caso, bien tapadas con un paño grueso o dentro del horno, pero también cubiertas. El tiempo es orientativo, la finalidad es ver que han levado, pero no doblado el volumen. No queremos una sobre fermentación.
              - Con un cuchillo casi en paralelo con la barra, le haremos las típicas marcas. En total tres a cada pieza. Cortaremos con decisión, lo mejor es una cuchilla o cutter.También puedes hacer una única marca en el centro de extremo a extremo.
              - Precalentamos el horno a 250º.

              -  Cuando terminemos de hacer las marcas, pincelamos con agua.
               
              - Terminamos espolvoreando un poco de harina por encima.
               
              - Llevamos las barras al horno. Posición media a 250º durante los diez primeros minutos. Y al meter la bandeja, volcamos medio vaso de agua en el suelo del horno. Se creará un buen vapor, que hará que queden muy crujientes.
              - A los diez minutos bajamos la temperatura a 210º y dejamos diez minutos más.
              - Sacar y enfriar sobre una rejilla. Si te gusta el pan más oscuro, déjalas cinco minutos más.
               

                             

                                                    

              - El Tang Zhong, es una técnica japonesa para hacer panes, tanto dulces como salados. Aunque en el país nipón llevan muchísimo años practicándola, no fue hasta hace unos años que se popularizó, gracias a un libro publicado en Taiwán en el año 2004.
              - Consiste en mezclar harina y agua, siempre guardando la proporción de una parte de harina por cinco de agua, que se cuecen a fuego muy bajo hasta que alcanzan los 65º {del 1 al 10 tienes que cocinarlo al 2}. Se añade a temperatura ambiente al resto de los ingredientes de la masa.
              - La finalidad del Tang Zhong es conseguir una corteza suave, una miga más elástica, una mejor conservación y un pan más esponjoso.
              - Para usarlo en repostería {brioches, suizos, roscones . . .} se utiliza de igual forma, pero se sustituye el agua por leche.
              - Si no se utiliza en el momento, puede guardarse en la nevera durante dos o tres días.
              - La miga de estas barras es cerrada, sin grande alveolos, pero a la vez ligera, nada pesada.
              - La corteza es fina y muy crujiente y al llevar la masa vieja, el aroma es increíble.

                  

              Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
              Hasta entonces se feliz, o al menos, inténtalo.

              * El Tang Zhong, lo conocí en el blog de Hilmar { Mis Recetas Favoritas }, un blog maravilloso donde perderse viendo panes y masas.


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